El Shofar esencialmente por ley bíblica consta, en forma general, de tres grupos de sonidos. Tekia, Trúa y Tekia al final. La Tekia es un sonido prolongado. La Trua, del medio, es un sonido entrecortado y la Tekia final es un sonido que vuelve a ser prolongado.
La Kábala nos explica: La primera Tekia hace referencia al alma antes de haber bajado al mundo que goza de su proximidad con Hashem, por eso su sonido es prolongado, sin entrecortes. La Trua hace referencia al alma al investirse en el cuerpo, por eso tiene cortes, ya que alude a los problemas y desafíos de la persona en el mundo. Pero el objetivo es la madures de la Tekia final, llegando a la Tekia Gdola, del final, siendo aún más prolongada que la del principio, haciendo referencia todas las circunstancias y habatares de la vida tienen el fin de poder lograr un contacto con Hashem mucho más pleno, logrando madures, entendiendo que los piedras en el camino son para subirnos a ellas para mirar más lejos.
El patriarca Abraham representa la primera Tekia, ya que el empezó con la difusión del monoteismo, siendo muy bondadoso con todos. La Trúa se relaciona con Itzjak quien tuvo una vida de lucha, al haber sido querido ofrendar como holocausto, y las peleas por los pozos de su padre. Mientras que de Iakov, de quien venimos nosotros, las doce tribus, pudo armonizar entre la bondad de Abraham y el rigor de Itzjak, creando un producto más estable, Tekia Gdola.
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