“Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”. (Salmo 37,25)
Explican los Sabios: Para obtener el “pan” se debe ser “joven”, y a la vez, “haber envejecido”.
El “joven” es curioso y vibrante, mientras que el “anciano” es sabio, experto y cauteloso.
Estas dos actitudes deben estar siempre en la persona. Por un lado pasional, y por otro lado maduro, experto y pensante, siguiendo el camino de la Torá.
Cuando se adquieren estas dos virtudes a la vez, el “pan” estará asegurado, el sustento vendrá de manera holgada.
Explican los Sabios: Para obtener el “pan” se debe ser “joven”, y a la vez, “haber envejecido”.
El “joven” es curioso y vibrante, mientras que el “anciano” es sabio, experto y cauteloso.
Estas dos actitudes deben estar siempre en la persona. Por un lado pasional, y por otro lado maduro, experto y pensante, siguiendo el camino de la Torá.
Cuando se adquieren estas dos virtudes a la vez, el “pan” estará asegurado, el sustento vendrá de manera holgada.
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