“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”. (Salmo 142, 5)
Explican los Sabios: Cuando se mira a la “diestra”, a la mano que representa la bondad, y uno se percata que “no hay quien me quiera conocer”, entonces, “no tengo refugio…”
El amor entre los “javerim” (amigos) hace que la persona encuentre “refugio” para todos los males que pueden llegar a aquejar a la persona.
El amor genera que la persona no sienta ninguna tribulación material, elevándose por encima de todas las circunstancias naturales.
Pero cuando falta el amor entre los “javerim”, la persona se somete a los sufrimientos de este mundo.
La clave para no sufrir es amar y ser amado. Esto genera alivio, ya que entre mucho es más fácil cargar.
Explican los Sabios: Cuando se mira a la “diestra”, a la mano que representa la bondad, y uno se percata que “no hay quien me quiera conocer”, entonces, “no tengo refugio…”
El amor entre los “javerim” (amigos) hace que la persona encuentre “refugio” para todos los males que pueden llegar a aquejar a la persona.
El amor genera que la persona no sienta ninguna tribulación material, elevándose por encima de todas las circunstancias naturales.
Pero cuando falta el amor entre los “javerim”, la persona se somete a los sufrimientos de este mundo.
La clave para no sufrir es amar y ser amado. Esto genera alivio, ya que entre mucho es más fácil cargar.
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