1 Y Labán se despertó temprano a la mañana; besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo; entonces Labán fue y regresó a su lugar. 2 Iaacov prosiguió su camino y los ángeles de Dios (Elokim) lo encontraron. (Vaietzé 32)
Explica la Kabala que “Labán se levantó temprano” alude a que el malvado quiere atraer para si mismo la bendición de la “mañana”, donde ilumina la bondad divina, pero sin esfuerzo.
“Labán” bendice a sus hijos, argumentando que yendo por su camino del mal, y sin refinación, se obtiene el éxito.
“Labán” se traduce como “blanco”, aludiendo que su meta es atraer lo “blanco”, la bondad divina, considerándose siempre a él mismo “blanco”, puro y sin necesidad de cambio.
Mientras que “Iaacov” sabe que la gracia y el favor divino se atraen con el servicio espiritual, y por eso cuando “prosiguió su camino”, el camino de Torá y Mitzvot, “Los ángeles de Dios (Elokim) lo encontraron”:
“Elokim” alude a la divinidad cuando se inviste en la naturaleza, ocultando El Eterno Su semblante.
Pero “Iaacov” por intermedio de su “camino” provocó que “Elokim”, el rigor, vaya a su “encuentro”, dominando a la oscuridad, transformando la severidad en misericordia, sacando todos los ocultamientos, atrayendo la verdadera bendición con esfuerzo.
Cuando “Iaacov” sigue por su camino, se separa de “Labán”, que quiere atraer bendición sin esfuerzo, dirigiéndose a la tierra de Israel en procura de cada vez mayores bendiciones.
Incluso los malvados saben que a la mañana ilumina la bondad divina, queriendo atraer dicha benevolencia para sus vidas, pero la verdadera misericordia necesaria para el mundo se atrae cuando el Tzadik se levanta temprano para comenzar su día de refinamiento espiritual.
Explica la Kabala que “Labán se levantó temprano” alude a que el malvado quiere atraer para si mismo la bendición de la “mañana”, donde ilumina la bondad divina, pero sin esfuerzo.
“Labán” bendice a sus hijos, argumentando que yendo por su camino del mal, y sin refinación, se obtiene el éxito.
“Labán” se traduce como “blanco”, aludiendo que su meta es atraer lo “blanco”, la bondad divina, considerándose siempre a él mismo “blanco”, puro y sin necesidad de cambio.
Mientras que “Iaacov” sabe que la gracia y el favor divino se atraen con el servicio espiritual, y por eso cuando “prosiguió su camino”, el camino de Torá y Mitzvot, “Los ángeles de Dios (Elokim) lo encontraron”:
“Elokim” alude a la divinidad cuando se inviste en la naturaleza, ocultando El Eterno Su semblante.
Pero “Iaacov” por intermedio de su “camino” provocó que “Elokim”, el rigor, vaya a su “encuentro”, dominando a la oscuridad, transformando la severidad en misericordia, sacando todos los ocultamientos, atrayendo la verdadera bendición con esfuerzo.
Cuando “Iaacov” sigue por su camino, se separa de “Labán”, que quiere atraer bendición sin esfuerzo, dirigiéndose a la tierra de Israel en procura de cada vez mayores bendiciones.
Incluso los malvados saben que a la mañana ilumina la bondad divina, queriendo atraer dicha benevolencia para sus vidas, pero la verdadera misericordia necesaria para el mundo se atrae cuando el Tzadik se levanta temprano para comenzar su día de refinamiento espiritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario