2 Iaacov le dijo a su familia y a todos los que estaban con él: Quitad todos los dioses foráneos que hay entre vosotros; purificaos y cambiaros las vestiduras. (Vaishlaj 35)
Iaacov le da la orden de erradicar todo dios foráneo, purificarse y cambiar las ropas, luego de la pelea que tuvieron algunos de los hijos de Iaacov con la gente de Shejem.
Explican los Sabios: el contacto con pueblos impuros, impurifica incluso al más puro, como está dicho: Todo el que se pela con un sucio, se ensucia.
Por eso luego de la contienda con Shejem, Iaacov exhorta a sus hijos a la purificación, de modo de erradicar todo rasgo foráneo en el pueblo de Israel.
Los Sabios explican que la ropa de la persona hablan de la persona, por eso incluso debían cambiarse las ropas, despojándose de todo vestigio de exilio que se pudo haber adherido en los hijos de Israel. Ropas sucias hablan de la “suciedad” interna de la persona.
Ya dijeron los Sabios que uno de los méritos que tuvieron los antepasados para salir de Egipto fue que no cambiaron sus vestimentas, manteniendo siempre atuendos tradicionalmente hebreos.
“Quitad todos los ídolos”: el enojo es llamado idolatría, ya que al enojarse la persona no reconoce que está siendo sometida a una prueba por El Eterno.
En definitiva, la persona tiene que “purificarse” constantemente, prestando atención de que no se le adhiera ningún vestigio extraño en su interior, e incluso, en su exterior.
Iaacov le da la orden de erradicar todo dios foráneo, purificarse y cambiar las ropas, luego de la pelea que tuvieron algunos de los hijos de Iaacov con la gente de Shejem.
Explican los Sabios: el contacto con pueblos impuros, impurifica incluso al más puro, como está dicho: Todo el que se pela con un sucio, se ensucia.
Por eso luego de la contienda con Shejem, Iaacov exhorta a sus hijos a la purificación, de modo de erradicar todo rasgo foráneo en el pueblo de Israel.
Los Sabios explican que la ropa de la persona hablan de la persona, por eso incluso debían cambiarse las ropas, despojándose de todo vestigio de exilio que se pudo haber adherido en los hijos de Israel. Ropas sucias hablan de la “suciedad” interna de la persona.
Ya dijeron los Sabios que uno de los méritos que tuvieron los antepasados para salir de Egipto fue que no cambiaron sus vestimentas, manteniendo siempre atuendos tradicionalmente hebreos.
“Quitad todos los ídolos”: el enojo es llamado idolatría, ya que al enojarse la persona no reconoce que está siendo sometida a una prueba por El Eterno.
En definitiva, la persona tiene que “purificarse” constantemente, prestando atención de que no se le adhiera ningún vestigio extraño en su interior, e incluso, en su exterior.
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