29 Iosef preparó su carroza y subió a encontrarse con Israel, su padre, en Goshen. Apareció ante él, cayó sobre su cuello y lloró sobre su cuello largamente. (Vaigash 46)
Explican los Sabios que “Iosef lloró” delante de su padre, pero su padre Iaacov, no lloró.
El motivo fue debido a que Iaacov estaba recitando la plegaria del “Shemá”.
Explican los Sabios que dicha plegaria habla sobre la unicidad del Eterno.
Iaacov al recitarlo quiso expresar que todos los años de desencuentro con su hijo Iosef, guardaba sin lugar a dudas un plan divino, siendo todo para bien, y es ahora, en el momento de verlo, cuando pudo apreciar dicho bien de manera manifiesta.
Iaacov al ver a Iosef meditó en todos los años de desencuentro, uniendo todo a la fe en El Eterno expresada en el “Shemá”.
Iaacov enseña a unir cada cosa de la vida con El Eterno, debiendo "recitar el “Shemá” constantemente, y vivir con la idea de que todo es para bien, digitado por El Eterno.
Explican los Sabios que “Iosef lloró” delante de su padre, pero su padre Iaacov, no lloró.
El motivo fue debido a que Iaacov estaba recitando la plegaria del “Shemá”.
Explican los Sabios que dicha plegaria habla sobre la unicidad del Eterno.
Iaacov al recitarlo quiso expresar que todos los años de desencuentro con su hijo Iosef, guardaba sin lugar a dudas un plan divino, siendo todo para bien, y es ahora, en el momento de verlo, cuando pudo apreciar dicho bien de manera manifiesta.
Iaacov al ver a Iosef meditó en todos los años de desencuentro, uniendo todo a la fe en El Eterno expresada en el “Shemá”.
Iaacov enseña a unir cada cosa de la vida con El Eterno, debiendo "recitar el “Shemá” constantemente, y vivir con la idea de que todo es para bien, digitado por El Eterno.
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