“El cubre al cielo de nubes,
prepara la lluvia para la tierra” (Salmo 147, De las plegarias)
Explica la Kabala que “cielo
y tierra” aluden a dador y receptor. El “cielo” da de su lluvia, y la “tierra”
la recibe, produciendo bendiciones.
El Eterno “cubre con nubes al
cielo”, para que el “cielo genere lluvia”. El mismo modo, la persona es puesta
a prueba para que surjan de su interior la voluntad férrea de querer otorgar.
Una vez que se forma la “lluvia”
por causa de las “nubes”, el ocultamiento, dicha “lluvia” llega a la “tierra”,
al receptor, y se genera bendición.
En el momento de la plegaria
se debe meditar sobre como superar cada “nube”, sabiendo que cada ocultamiento
es en definitiva en aras de ser mejor “dador”, generando “lluvia” y bendición
al ingresar a la “tierra”, luego de la plegaria.
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