“Transforma el desierto en
estanque de aguas, y la tierra seca en manantiales; En ella hace morar a los
hambrientos, para que establezcan una ciudad donde vivir” (Salmo 107, 35)
Explica el Rebe: La función
de la persona es transformar un “desierto” espiritual, en una “ciudad habitada”,
donde pueda residir El Eterno.
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