9 Y partió Abram de allí,
caminando y viajando hacia el sur (Lej Leja 12)
Explican los Sabios: El
patriarca Abraham no solo “caminaba”, sino que “viajaba”, en el sentido de que
su andar espiritual no era tan solo paso
a paso, despacio, sino que su espiritualidad “viajaba” superando en forma
intensa, metas y objetivos.
Hay almas que nunca pecaron,
y su ascenso espiritual es paulatino, pero hay almas que si tropezaron,
debiendo enmendar su conducta, debiendo generar un apego intenso de modo de
poder remediar sus faltas.
Hay gente que nunca se
equivoco de camino, y van por la “carretera espiritual” sin apuros, pero el que
se equivocó de camino, debe sentir su desvió, procurando acelerar en el camino correcto.
Así se explica el enunciado rabínico
que dice que en el lugar de los penitentes, ni siquiera un justo puede pararse,
ya que el penitente toma su error como “trampolín”, para poder elevarse cada
vez más, de manera intensa y vibrante.
El patriarca no solo que “caminaba”
por el buen camino, sino que “viajaba”, yendo a pasos agigantados, tal
penitente, hacia la meta espiritual.
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