“por Tus milagros que están
con nosotros diariamente, y por Tus maravillas y beneficencias a todo momento”
(De las plegarias)
Preguntan los Sabios: ¿Qué sentido
tiene recordar la fiesta de Jánuca, sabiendo de todos los milagros que El
Eterno siempre realizó para su pueblo, partiendo de la salida de Egipto?
En Jánuca el milagro fue a través
de la acción concreta del pueblo. El pueblo se levantó cuando se le había hecho
insoportable el yugo heleno sobre ellos.
El milagro fue “con nosotros”,
como expresa la plegaria, mientras que la salida de Egipto, y los demás
manifestaciones en el desierto, fue El Eterno quien liberó al pueblo, y lo
mantuvo sin ninguna intervención del mismo.
En Purim se rogó por la
salvación, pero en Jánuca el pueblo actuó, y obtuvo la salvación merecida.
Por eso los Sabios dicen que
hay dos tipos de milagros: El milagro que constantemente El Eterno realiza, “y
por Tus maravillas y beneficencias a todo momento”, y el milagro que surge por
el arrojo oportuno de las persona que no pueden tolerar desvincularse de su
fuente celestial, “por Tus milagros que están “con nosotros” diariamente”.
Jánuca trae la energía capaz
de producir milagros a partir de la intervención de las criaturas que viven en
la tierra.
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