“Me sacó del hoyo de la
destrucción, del lodo cenagoso (Tit Iaván)…” (Salmos 40,2)
Explican los Sabios: “Tit Iaván”,
barro cenagoso, también puede interpretarse como “lodo griego”, ya que “Iaván”
es Grecia.
Los griegos son llamados “lodo”
ya que eran sabios, y la sabiduría se compara al agua que viene desde lo alto,
pero cuando al “agua” se la contamina, se forma barro, “lodo”.
Los griegos pretendían contaminar
el espíritu puro del pueblo de Israel, formando un barro destructor.
Cuando se estudia la Torá con
una perspectiva materialista, terrenal, se forma “barro”, echando a perder todo
lo bueno.
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