“Esfuérzate, y esforcémonos…
y que el Eterno haga lo que le parezca bien” (Shmuel 2 10, 12)
Explican los Sabios: El Eterno
es misericordioso y desea hacer el bien a sus criaturas, y de la persona
depende “esforzarse” en acrecentar la fe, no cayendo en la desilusión y
desesperanza, tan natural en el ser humano.
El profeta estimula a la persona a reforzar su fe y aguardar la
bondad del Eterno, quien se conduce con misericordia y benevolencia.
Un pensamiento positivo
genera bondad en el cielo.
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