5 Si ves el asno de
alguien a quien odias, doblado por su carga, y te negarás a ayudarlo, una y otra vez lo
ayudarás. (Mishpatim 23)
Explican los Sabios: Se debe
odiar el mal de la persona y no a la persona en sí. El motivo es para que la
persona aborrezca el mal, alejándose de la gente que no obra correctamente.
Pero a pesar de odiar el mal
del prójimo, se debe procurar con amor acercarlo al camino del bien, de modo de
que el mal caiga por decantación, teniendo presente siempre, como principio,
que en esencia la persona posee en su interior un alma pura que desea el bien,
mientras que el mal es solo superficial y externo en la gente.
Por eso dice la Torá que al
ver el animal de un enemigo que está sufriendo, debe existir el concepto de “y te negarás a ayudarlo”: El “odio” que la Torá
avala es el odio a la persona que obra incorrectamente, considerando que uno debe
ser “enemigo” del pecado, y por eso existe la posibilidad de “y te negarás a
ayudarlo”.
Pero incluso que la Torá
acepte dicho odio, se debe considerar el interior genuino del malvado al punto
de dejar el “odio” avalado por la Torá, ayudándolo, pese a su comportamiento.
La misma Torá que considera
valido el odio a la maldad, es la misma Torá que estimula a dejar el odio de
lado considerando el alma pura y noble de cada persona que solo quiere hacer el
bien.
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