1 Y fue después de estos hechos que Dios puso a prueba a Abraham y le dijo: Abraham, y él respondió: Heme aquí. 2 Y (Él) dijo: Toma por favor a tu hijo, a tu único (hijo), a quien amas, a Itzjak, y ve a la tierra de Moriá; ofrécelo allí como ofrenda sobre una de las montañas que te diré… (Vaierá 22)
Explican los Sabios que la prueba de entregar a Itzjak en el Altar, solo fue prueba para Abraham, y no para Itzjak, ya que el dialogo del Eterno tan solo fue con el padre y no con el hijo.
Preguntan los Sabios: ¿Qué hubiera pasado si el hijo, Itzjak, se hubiera opuesto a ser ofrendado? ¿Acaso es simple entregar la vida?
Responden los Sabios que cuando el padre es realmente padre, los hijos obedecen, y toman con simpleza e integridad todos los dictámenes de los mayores, ya que ellos saben que es lo mejor para ellos.
Claramente dice la Torá que El Eterno probó a Abraham queriendo saber hasta que grado era temeroso del Eterno.
Cuando uno es conciente de su relación con El Eterno, evaluando el procedimiento a diario, los hijos responden, queriendo ellos mismos ir por el buen camino de los ancestros.
Cuando un hijo se revela, los padres deben preguntarse en que medida ellos mismos son percatados con los Mandamientos divinos, y sin lugar a dudas cuando uno vuelve al buen camino, los hijos también volverán, como dicen los Sabios que para hacer el “Brit Milá” a los hijos, en primer término uno debe efectuárselo primero a uno mismo.
Explican los Sabios que la prueba de entregar a Itzjak en el Altar, solo fue prueba para Abraham, y no para Itzjak, ya que el dialogo del Eterno tan solo fue con el padre y no con el hijo.
Preguntan los Sabios: ¿Qué hubiera pasado si el hijo, Itzjak, se hubiera opuesto a ser ofrendado? ¿Acaso es simple entregar la vida?
Responden los Sabios que cuando el padre es realmente padre, los hijos obedecen, y toman con simpleza e integridad todos los dictámenes de los mayores, ya que ellos saben que es lo mejor para ellos.
Claramente dice la Torá que El Eterno probó a Abraham queriendo saber hasta que grado era temeroso del Eterno.
Cuando uno es conciente de su relación con El Eterno, evaluando el procedimiento a diario, los hijos responden, queriendo ellos mismos ir por el buen camino de los ancestros.
Cuando un hijo se revela, los padres deben preguntarse en que medida ellos mismos son percatados con los Mandamientos divinos, y sin lugar a dudas cuando uno vuelve al buen camino, los hijos también volverán, como dicen los Sabios que para hacer el “Brit Milá” a los hijos, en primer término uno debe efectuárselo primero a uno mismo.
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